Resultaba difícil predecir un resultado como el que ayer se produjo en Cornellà. Sólo los más optimistas aficionados azulgrana habrían apostado por él. Exactamente igual que lo sucedido ante el Real Madrid. Sólo hubo un equipo sobre el terreno de juego, y el RCD Espanyol ejerció de comparsa.
Pero, ¿cómo es posible que técnicos que el año anterior consiguieron neutralizar el juego azulgrana este año sean completamente anulados por éste? Ahí está la gran pregunta.
Cuando el FC Barcelona se enfrentó al Real Madrid la impresión general fue que el técnico blanco, Jose Mourinho, había pecado de optimista al creer que su equipo podía enfrentarse de tú a tú con el equipo de Pep Guardiola. Lo sorprendente fue que el mismo técnico había conseguido la temporada anterior detener al Barcelona con jugadores bastante inferiores a aquellos de los que dispone ahora. Lo más sorprendente del partido fue que alguien que había conseguido frenar al Barcelona ahora decidiese cambiar de estrategia.
Ayer sucedió algo parecido. El técnico que había conseguido frenar, no en una ocasión, como Mourinho (con ayuda de Olegario Benquerença), sinó en dos temporadas consecutivas al azulgrana, decidió cambiar de estrategia y jugarle de tú a tú al equipo de Guardiola. Y ese fue el gran error.
En las temporadas anteriores ya vimos que no existe equipo que pueda jugarle de tú a tú al FC Barcelona de Guardiola (y si no, preguntenle al Real Madrid de Juande o al Machester United, entre otros damnificados), y que la única opción para sobrevivir a la apisonadora azulgrana es convertirse en el anti-Barça. La única opción ante el Barcelona es intentar destruir su juego; intentar crear su propio juego ante ellos, se ha demostrado siempre un suicidio.
Pero existe otra posibilidad. ¿Y si se trata simplemente de una mejora en el juego azulgrana?
Leamos este fragmento de la crónica de La Vanguardia: "Pochettino buscó ahogar desde el inicio el centro del campo rival, con Verdú ayudando a Baena y Javi Márquez en la recuperación, iniciando la presión muy arriba, con un Osvaldo que iba a todas y acumulando mucha gente en la zona ancha. Pero eso le obligó a desnudar las bandas.
Guardiola aprovechó esta circunstancia para retrasar la posición de Sergio Busquets como tercer central y adelantar a Alves y Abidal. El resultado fue un ataque despiadado por las alas, una perfecta gestión de los espacios en terreno blanquiazul, que puso en jaque a los locales con varias transiciones rápidas." [La Vanguardia]
Ahí puedes residir el gran problema de controlar este Barcelona; en el pasado (las dos anteriores temporadas) el "truco" era relativamente "sencillo": bloquear a Xavi. Con Touré insatisfecho e Iniesta sin su forma física ideal, esta misión era posible, ahora con Iniesta en forma, con un Busquets cada día más confiado, la misión de frenar al Barcelona concentrándose en Xavi, parece más una quimera que una posibilidad.
Además, si antes las bandas estaban confiadas a un debutante Pedrito y a un crepuscular Henry, ahora son el territorio de un sólido Abidal y de un desatado.
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