martes, 31 de mayo de 2011

De verdades y mentiras

Tras el alto el fuego decretado por la central lechera tras la final de Wembley, provocada por la imponente demostración de poderío azulgrana, algunos de sus más fervientes adeptos ha regresado a su trinchera dispuesto al grito de "No pasarán".

"Lo dijo Piqué y el barcelonismo lo acogió con un clamor. "Ni nos drogamos ni compramos árbitros ni nos tiramos; sólo jugamos al fútbol". Dos verdades y una mentira. No se dopan, estoy seguro. No compran árbitros, ni falta que les hace, porque les miran con simpatía y con eso basta. Pero sí se tiran. Alves y Busquets están entre los jugadores más teatreros que he visto nunca." Alfredo Relaño, en As.

Como ya explicamos en una entrada anterior, el FC Barcelona ya demostró que lo suyo es jugar al fútbol. ¿Qué sentido tendría que hiciese otra cosa si en eso son los mejores del mundo como han demostrado?

Si el Real Madrid de Mourinho hubiese mostrado en alguna ocasión la intención de jugar al fútbol, tal vez los árbitros también "les mirarían con simpatía". Tal vez si Pepe no hubiese intentado en dos ocasiones chutar la cabeza de un rival (Getafe y Olympique de Lyon), no hubiese intentado romperle el tobillo a Messi y demás barbaridades, los árbitros "le mirarían con simpatía".

El concepto hacer teatro es muy relativo; ¿exageran el dolor algunos jugadores azulgrana? Evidentemente que sí. Pero, ¿qué jugador no lo hace?



Hay pocos, y el caso más evidente es Messi. La diferencia entre exagerar y hacer teatro supongo que radica en el propósito del mismo. El teatro sería la exageración que busca engañar al árbitro y no sólo denunciar una falta/agresión/entrada/etc. Si aceptamos este supuesto, esta claro que el jugador más teatrero de la Liga es Di María (también conocido como Di Piscina); su sorprendente estadística Penaltis sufridos/Goles marcados es sin duda un récord al alcance de pocos jugadores.

O las caidas de Cristiano Ronaldo en la frontal del área; cuando se acerca a esa zona deja de ser Cristianator y empieza a tropezar con todo lo que se menea.

Respecto al teatro del que se ha acusado a los azulgrana, la gran pregunta es si es legítimo exagerar el dolor para conseguir una mayor sanción para el jugador rival. Y la respuesta es sí siempre que el jugador rival utilice el juego duro como estrategía recurrente y cuente con la permisividad arbitral. En este sentido el presunto teatro del que se acusa a Alves está totalmente legitimado.

Relaño intenta infructuosamente crear una falsa clasificación entre los jugadores del FC Barcelona:

""Lucharemos por dignificar la imagen del fútbol español", dijo Guardiola en vísperas del partido, como desmarcando al Barça del bochorno de la semifinal con el Madrid. Y así fue: partido luminoso, juego perfecto, cinco faltas nada más... El Barça de Xavi y Messi, no el de Alves y Busquets.".

Alves y Busquets, al igual que Xavi y Messi, sólo quieren jugar al fútbol, porque en sus posiciones respectivas son probablemente los mejores del mundo. Prefieren mil veces jugar a fútbol que estar por los suelos. ¿Qué se les debe exigir cuando el rival no tiene ninguna intención de dejarles jugar, y está dispuesto a usar todos los métodos para impedirlo?

Las tesis de Relaño se resumen al final en una sola frase: "El Barça corrige o disimula las broncas, Mourinho les pone un altavoz.". Es una nueva vuelta de tuerca del madridismo menos mourinhista.

Mientras los mourinhistas radicales repiten que Mourinho sólo dice verdades, los moderados no se casan de afirmar que sus títulos le avalan (como si eso equivaliese a la inmunidad diplomática), y los madridistas menos mourinhistas buscan nuevas excusas, como la de Relaño: el Madrid de Mourinho no es peor que el Barcelona de Guardiola, nos quiere hacer crear, sólo que Guardiola esconde los trapos sucios, y Mourinho los airea.

Combinado con una frase anterior ("Para muchos será hipocresía, pero ya se sabe que la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud."), se puede interpretar que lo del FCB es hipocresía, mientras lo del Moudrid es autenticidad.

Si las teorías de Relaño ya fueron ridículas a lo largo de la temporada, en este preciso momento, y contrastadas con lo que se lee en la prensa internacional (donde el único debate es si este Barça es o no el mejor equipo de la historia) resultan bochornosas.

[Sugerido por T]

1 comentario:

  1. Los argumentos de Relaño y de lo que Guardiola ha llamado "Central lechera", son cada día que pasa más ridículos. Ellos siguen a lo suyo. No importa que el Mundo entero haya visto la final de Wembley. No importa lo que pase. Ellos siguen, pues eso, a lo suyo. No vaya a ser que la realidad les invalide la estrategia.
    Como ellos mismos dijeron, después de la semifinal, "todo el Mundo lo ha visto". Pues, así es. Todo el mundo lo ha visto. Todo el mundo ha visto lo que es el fútbol con mayúsculas. Y cuando lo comparas con lo que hace el Madrid, es fácil darse cuenta de que eso es de todo menos fútbol.
    Ser madridista ahora tiene que ser muy jodido. Esta Copa de Europa les ha estropeado el relato que tenían preparado y que consistía en vender la moto de que la diferencia con el Barça se había reducido a la mínima expresión. Por eso tenían tanto interés en que el Barça perdiera la final de Wembley. Por eso llegaron hasta el extremo de denunciar a 8 jugadores del Barça.
    El Barça ha ganado la Liga, la Champions, le ha metido 5 al Madrid en un partido de Liga, le ha eliminado de la Champions y, encina, Messi volverá a ser Balón de Oro el año que viene. Por tercer año consecutivo. Ellos, en cambio, solo han ganado una Copa del Rey.

    Yo también pienso que es perfectamente legítimo hacer un poco de teatro cuando tu rival juega al límite del reglamento. Aquí, la historia es bien sencilla. Un equipo (el Barça) siempre ha intentado jugar al fútbol. El otro, en cambio, ha puesto en peligro, una y otra vez, la integridad física de nuestros jugadores. Jugando con extrema violencia. Al límite del reglamento. Cuando te enfrentas a un equipo que juega así, tienes que hacer algo. Te tienes que defender de alguna manera. O te pones a dar patadas, como hacen ellos, o haces un poco de teatro, para denunciar la violencia y la desproporción de las entradas que hacen. También te puedes ir del campo y dejar que metan los goles que quieran, claro. Pero eso no lo vamos a hacer.

    El Madrid es el agresor en esta historia, pero lo que pretende es que todo el Mundo piense que es la víctima.
    Es el mundo al revés. Sus jugadores pisan y dan patadas, pero los buenos de la película son ellos. Los malos son los agredidos, porque hacen teatro. Si te dan una patada y te quejas, el malo eres tú, porque haces teatro. Es un argumento repugnante, de una perversión superlativa.
    No des patadas y juega al fútbol. Y verás como, entonces, nadie hace teatro.

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