"Cuando Valdano era columnista y le pagaban por dar su opinión, escribió: “Mourinho es un técnico carcelario de las ideas (…) un carisma andante que no sabe qué representa“. Así que cuando Florentino Pérez fichó por a Mou, le entregó las llaves del club y la prensa le hizo la ola, el cielo se desplomó sobre la cabeza del Director General. Traicionado por la hemeroteca, el Valdano ejecutivo no dimitió y con esa decisión, traicionó la credibilidad del Valdano literato. Por eso fue todo “dientes” en la presentación de Mou, tendió la mano y aseguró que esas diferencias intelectuales se habían zanjado. Se iniciaba así un matrimonio de conveniencia abocado al divorcio. Respaldado por los resultados, Mourinho colocó a Valdano a los pies de los caballos, y tardó poco en pasarle factura por sus escritos. Montó un paripé histérico, desautorizó a Valdano, pidió una reunión con el presidente, fabuló conspiraciones arbitrales, atacó sin piedad a la estructura del club, se encaprichó con la ‘guerra del nueve’ y se jactó de reportar directamente sólo ante José Ángel Sánchez y Florentino Pérez. Con el apoyo de la calle y con el visto bueno de algunos periodistas – hasta que los resultados les separen-, Mourinho salió impune. Como si fuera el encargado de repartir carnés de buenos y malos madridistas, Mou apartó a Valdano con un chantaje emocional que el club asumió para no quebrantar la paz social de la institución. En pleno quejío arbitral y mientras apagaba el fuego con gasolina, Mou fue más allá: Exigió que Valdano no viajara con el equipo, que no bajara a los vestuarios y que no fuera el interlocutor entre plantilla y presidente." [Rubén Uría]
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