"El mánager ordenó a sus jugadores una misión especial: desquiciar a Messi y Alves para sacarlos del partido. (...) Por eso en el vestuario llamó la atención la dedicación que pusieron Xabi y Arbeloa en perseguir a Messi, menospreciándole de palabra, tocándole la cara y pegándole cuando la jugada iba por otro lado. Lograron su cometido, Messi apenas intervino y tras el duelo tuvo un incidente con Arbeloa en el aparcamiento, al que insultó.
La actitud de Arbeloa resulta comprensible para la mayoría de sus colegas: gracias a Mourinho, el defensa ha alcanzado una condición de indiscutible que sería difícil de imaginar con otro entrenador. (...) Más curiosidad despierta en sus compañeros la fidelidad que exhibe Xabi frente a Mourinho. Algunos no comprenden que un jugador de su categoría se esfuerce por complacer al técnico hasta en los requerimientos más extraños." [Diego Torres, en El País]
La actitud de Arbeloa resulta comprensible para la mayoría de sus colegas: gracias a Mourinho, el defensa ha alcanzado una condición de indiscutible que sería difícil de imaginar con otro entrenador. (...) Más curiosidad despierta en sus compañeros la fidelidad que exhibe Xabi frente a Mourinho. Algunos no comprenden que un jugador de su categoría se esfuerce por complacer al técnico hasta en los requerimientos más extraños." [Diego Torres, en El País]
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