Habiendo dejado claro que las causas de la derrota en el partido de anoche fueron únicamente las derivadas del juego azulgrana, hay que constatar otro hecho: el árbitro es el único responsable de que la eliminatoria de Champions entre Milán y FCB esté prácticamente decidida. La victoria del Milán fue justa, pero no el 2-0.
Pensar que el árbitro no vió estas manos es simplemente inconcebible, que creyese que son involuntarias, ridículo. ¿Porqué no pitó falta?
No fue la única jugada polémica, pero sin duda sí la más decisiva.
La impresión de que el FCB está pagando los presuntos favores de Ovrebo es inevitable.

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