miércoles, 27 de febrero de 2013

Reflexiones sobre la Copa del Rey

¿Qué sucedió anoche? Es difícil de explicar.

La primera parte fue bastante igualada sobre el campo, aunque no en el marcador (básicamente gracias al colegiado). El FCB mostró algunos signos positivos de evolución: Iniesta intentó algunos disparos desde fuera del área (¡aleluya!), se intentaron los pases largos, uso de las bandas con algunos centros interesantes que, sin embargo, no encontraron rematador.

El Real Madríd planteó su partido: defensa y contragolpe: patada/pase largo y carrera hacia la portería rival, consiguiendo el máximo rendimiento de la apuesta, principalmente gracias a el empuje y acierto de su estrella, Cristiano Ronaldo.

Es cierto que durante algunos momentos de la primera parte, el partido fue de ida y vuelta, pero sin un superior peligro por parte del Real Madrid (como parecía deducirse al escuchar la locución de Carlos Martínez, del Plus).

En resumen, una primera parte igualada, donde, dejando de lado el resultado (que repetimos, debería haber sido de empate a uno, con arbitraje acertado), el FCB apuntó buenas intenciones.

Pero en la segunda parte todo cambió. El FCB olvidó las buenas intenciones de la primera parte, la defensa empezó a hacer aguas, y los contragolpes blancos fueron mucho más dañinos.

Plantear que el Real Madrid hizo un gran partido es ir demasiado lejos. Aprovechó perfectamente las debilidades del equipo azulgrana, pero su partido estuvo lejos de la solidez del Milán, que anuló perfecta y absolutamente al FCB.

Tal vez la imagen más sintomática (y dolorosa para las culés) de la derrota fue la de Puyol clavado sobre el césped.

Hasta aquí, lo sencillo: detectar los errores del FCB. Pero lo difícil es encontrar una solución. Obviamente, la baja forma de algunos jugadores es un problema añadido. Pero, ¿qué pueden hacer Vilanova/Roura para cambiar la dinámica del equipo?

Vuelvo a repetir que, para mí, Messi se ha convertido en el sistema actual en un cuello de botella, donde van a morir la práctica totalidad de los ataques azulgrana. Cuando Messi está bien, ese cuello de botella hace que el agua fluya con una mayor velocidad, cuando Messi está mal, el agua no fluye. El Barça sufre de messicentrismo, confianza excesiva en las soluciones que pasan por el astro argentino.

La cuestión es, si disminuimos el peso de Messi en el equipo, ¿se recuperará el de Cesc o Villa? ¿O se han perdido irremediablemente en un sistema que ha ido degenerando de explotar la genialidad de Messi a confiar únicamente en sus habilidades?

Es evidente que la autogestión del vestuario no funciona. Hace falta alguien que sepa recuperar la moral del vestuario, que encuentre soluciones para la debilidad defensiva y para el atasco atacante.

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