"No ha variado, ni parece que lleva trazas de modificarla, la táctica peculiar que diferencia tanto del juego que practican los vascos. Aquí el pase corto, el fútbol de precisión -relativa- es el arma predilecta que imponen los entrenadores y aceptan siempre
los jugadores, porque resulta, además, el que va mejor a su estilo peculiar. Con ello, el espectáculo no tiene aquellos tonos vibrantes, casi espasmódicos, que le comunicaba, por
ejemplo, una fugaz acometida de la vanguardia bilbaína; pero, en cambio, es susceptible
de producir ese encaje -ahora no perfecto- que es la continuidad de los breves pases, buscando la filtración a través de las líneas contrarias."
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