Ya lo veníamos anunciando (aquí, aquí y aquí), este Real Madrid neo-galáctico sufrirá cuando se enfrente a uno de los grandes o, al menos, a un equipo con pegada. Y así pasó anoche ante el Sevilla.
Iker Casillas volvió a salvar a su equipo, en esta ocasión no pudo salvar ningún punto, pero al menos evitó una goleada que habría resultado un duro golpe para las ansías imperialistas del proyecto de Florentino.
En contra de lo que dijo Pellegrini después del partido, el Sevilla mereció un resultado más abultado, y sólo la intervención casi milagrosa de Casillas, evitando dos goles que el Pizjuán ya cantaba, en dos intervenciones increibles, evitó que el partido terminase 4-1, que habría sido un resultado mucho más justo para lo visto en el campo.
El Sevilla se mostró durante todo el partido muchísimo más peligroso que el equipo blanco, especialmente por la banda de Jesús Navas, que jugó con Marcelo a su antojo. El Madrid por su contra, casi no creó peligro, aunque el Sevilla le dejó espacios en la frontal del área grande, espacios que el Madrid no supo aprovechar.
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