Hay victorias y victorias. Creo que nadie puede dudar eso. Hay victorias como el 2-6 del Barcelona sobre el Madrid que (además de decidir la Liga) acalló con un mazazó las voces de los que dudaban de la maestría del Barcelona de Guardiola.
La de hoy es una de esas victorias. El Barcelona ha aguantado treinta minutos con un jugador menos, ha aguantado la permisividad (o más correctamente, pusilaniminada y cobardía del arbitro) y ha conseguido una victoria más que merecida.
Es cierto que durante el primer tiempo el Madrid ha realizado su mejor juego (pero jugando siempre al 110% de su energía y de la legalidad futbolística); en el segundo tiempo, cuando el Madrid se desinchaba, el árbitro ha acudido en su auxilio y le ha dado una segunda vida, pero aun así no han sido capaces de vencer al Barcelona.
Carles Puyol, del que habíamos hablado esta semana, ha sido el máximo exponente de un Barça luchador, de un Barça victorioso...y también, con la entrada de Marcelo, ha puesto de manifiesto las artes del Madrid y la complicidad arbitral.
Como dijo Lluis Companys (de un pueblo de Lleida, como Puyol), "tornarem a lluitar, tornarem a sofrir, tornarem a vencer".
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