Del pesimismo blaugrana

Una de las características que históricamente han definido a la afición del FC Barcelona ha sido el pesimismo, casi fatalismo, justificado por la escasez de títulos cosechados antes de la llegada de Cruyff como entrenador. Es evidente que dicha escasez se ha convertido en profusión de títulos en las dos últimas decadas, y en opulencia desde la llegada de Guardiola.

Pero aun así, sigue quedando rastro del natural pesimismo barcelonista que hace que, cuanto más títulos se ganan, más intenso sea el temor de "más grande será la caida".

También hay otro factor: un factor romántico, según el cual lo que ha conseguido el FCB desde la llegada de Guardiola, no sólo en títulos, sinó también en la huella que ha dejado en la retina de los aficionados al fútbol en todo el mundo, es tan grande que tendría que terminarse aquí. En este pensamiento subyace también el pesimismo del que hemos hablado ya, atenazado porque esta era gloriosa termine en vergüenza, como el Dream Team de Cruyff con el 4-0 ante el Milán.

Pero existe otra corriente en el barcelonismo (con especial presencia entre los jóvenes) que no conoce las épocas de penuria, y que sólo ha disfrutado de las glorias de los equipos de Rijkaard y Guardiola. Para ellos, es inconcebible una temporada sin títulos, y de hecho se han acostumbrado a pensar en récords que superar.

Como decía JurgenBCN en el foro de Marca quedan muchas cosas por hacer: "Falta ganar dos champions consecutivas como el MILAN, queda ganar al menos una champions (ya no digo dos: steaua, barça) por 4-0 como el MILAN"...

Ahora es el momento de recordar el lema que lucieron los jugadores del FC Barcelona en la celebración de la Liga que ganaron la temporada anterior: "No piensas en una temporada, piensas en la historia" ("No penses en una temporada, penses en la historia"); está claro que este equipo no lucha sólo contra sus rivales, sinó contra la historia, para afianzar su ya existente leyenda.