"La afición llegó al clásico, de nuevo, con expectativas equívocas. Es duro para el madridismo admitir que no se encuentra sólo ante un gran Barcelona, sino frente a uno de los mejores equipos que hayamos visto jamás. Ante eso no cabe resignación, sino trabajo, pero nunca la invocación de conspiraciones. Mourinho, en su primer año, ofreció a los aficionados coartadas para no realizar un análisis frío y real. Pero si odias demasiado a tu adversario, no estás en condiciones de juzgarlo y, por tanto, de batirlo, se desprende de las enseñanzas del estratega chino Sun Tzu, autor de El Arte de la Guerra.
El último clásico, sin embargo, mostró a un Madrid decepcionante, incapaz de rentabilizar la situación idílica que le ofreció el error de Valdés. Dejó, además, en mal lugar a todos los actores que habían sido referenciales en su crecimiento. Cristiano cayó ante un Messi colosal, líder. Mourinho no ofreció soluciones a su equipo mientras Guardiola maniobraba con la inferioridad en el marcador. Echó a la banda a Iniesta, mandó a Alexis al centro y a Alves hacia adelante. Hizo lo que se espera de un entrenador y se le notó disfrutar incluso en la peor situación." [Orfeo Suárez, en El Mundo]
El último clásico, sin embargo, mostró a un Madrid decepcionante, incapaz de rentabilizar la situación idílica que le ofreció el error de Valdés. Dejó, además, en mal lugar a todos los actores que habían sido referenciales en su crecimiento. Cristiano cayó ante un Messi colosal, líder. Mourinho no ofreció soluciones a su equipo mientras Guardiola maniobraba con la inferioridad en el marcador. Echó a la banda a Iniesta, mandó a Alexis al centro y a Alves hacia adelante. Hizo lo que se espera de un entrenador y se le notó disfrutar incluso en la peor situación." [Orfeo Suárez, en El Mundo]
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