Pepe y Arbeloa: Dos consideraciones

La esperpéntica escena vivida entre Pepe y Arbeloa daría para líneas y líneas y seguiríamos sin comprender qué demonios tiene el portugués en la cabeza. Por ello es mejor que cada uno saque sus conclusiones respecto a la psicología de este individuo.



Lo que sí me parece interesante es la reacción que esta acción ha tenido en medios blancos: lo que han dicho y lo que han omitido:

1. Lo llamativo de la patada de Pepe a Arbeloa ha hecho olvidar qué provoca la recriminación del segundo al primero: el teatro que el portugués está realizando sobre el campo. Un teatro que no es la primera vez que protagoniza y que combinado con los piscinazos de Cristiano Ronaldo (emulando a Di María ya que no puede imitar a Messi) provocan una extraña sensación al tratarse de jugadores del Real Madrid, equipo que en mayo del año pasado presentó una denuncia en la UEFA por el "teatro" de los jugadores azulgrana.

2. Y como más curioso, el hecho de que muchos medios madridistas se hayan centrado sólo en demostrar que Pepe no sabía que era uno de sus compañeros el que le recriminaba su teatro y al que le lanzó la patada. A ese nivel ha llegado el madridismo: agredir a un compañero sí es criticable; pero agredir a un rival, lo más normal del mundo.