FC Vodevilona

Absolutamente deplorable la imagen ofrecida por el FC Barcelona en los últimos días, aireando las desaveniencias entre Pep Guardiola y Tito Vilanova.

Seamos claros, los problemas personales que existan entre ellos deberían tener tanto interés para el barcelonismo como los problemas entre Carmen Cervera y su hijo.

Desde luego, una rueda de prensa del Bayern no es el lugar para hablar de temas privados de ambos, pero tampoco lo es una rueda del FCB.

Entiendo perfectamente el cabreo de Pep Guardiola con la actitud miserable de la Junta actual hacia su persona (no nos engañemos, ellos son los que hicieron correr el "No se han visto en Nueva York"). Casi todos conocemos ya a Rosell lo suficientemente bien para saber que es un cobarde, que se mueve mejor a la espalda de sus enemigos que cara a cara. ¿Tenía derecho Guardiola a exigir que le dejen en paz? Sí. Pero, ¿era necesario entrar en detalles ("Si no nos hemos visto más, no ha sido porque yo no quisiera")? No.

Lo mismo sirve para Tito Vilanova. Que su enfermedad ha sido utilizada por la Junta, no sólo para desprestigiar a Guardiola sinó también para tapar  un final de temporada desastroso, es innegable. Así es Rosell, ¿para qué hacer autocrítica cuando se puede acudir al drama?


Lo que resulta evidente es que esta polémica no beneficia a ninguno de los dos protagonistas principales (Tito y Pep), sino a los que callan (Sandro y Zubi), ya que mientras el FCB se ahoga en su culebrón de verano, no se habla de la (inexistente) política de fichajes de Rosell y Zubizarreta, nadie habla del central que no llega; no se habla de las salidas de Villa (por 5 millones, frente a los 28 que cobrará el Sevilla por Negredo), Thiago o Abidal; de que Puyol necesite recuperación de sus vacaciones en Ibiza, etc.